martes, 14 de febrero de 2012

¿Por que decimos NO a la mega minería?

   Seguramente en estos días prendimos el televisor y vimos en algunos de los canales de noticias el tema Famatina. Minería si-minería no, represión, contaminación, son solo algunos de los tópicos que trataron pilas y pilas de expertos (y no tanto) en el tema. Ahora bien, por que nosotros, la gente de a pie, nos oponemos a la explotación minera? Es solo un capricho opositor a una decisión del gobierno? Es acaso alguna moda a seguir? Para aclarar algunas dudas deslizamos acá solo unas cuantas razones:

Uso de recursos naturales NO renovables
   Las empresas mineras, puntualmente las que se dedican a la extracción de metales, usan cianuro (compuesto químico altamente tóxico) para separar el metal de la roca. A través del proceso llamado “lixiviado con cianuro” se usan 300.000 metros cúbicos de
agua potable por día. Si pensamos en la cantidad de personas que solo en nuestro país tienen problemas de acceso al agua potable, la dimensión del derroche tiene consecuencias tremendamente serias, no solo para quien sufre del problema, sino también para los que tenemos el “privilegio” de no padecerlo, ya que es bien sabido que el agua potable es un recurso que va a escasear en los próximos años.

Contaminación e intoxicación
   El agua utilizada en el mencionado proceso se deposita en grandes piletas llamados “diques de cola”, que con el tiempo se resquebrajan y vierten millones de litros de agua con cianuro y otros metales pesados en ríos, lagos y acuíferos que se encuentran el subsuelo. Este vertido provoca la muerte de toda forma de vida ya que destruye el medio ambiente, provocando en los seres humanos infinitas clases de cáncer y tremendas malformaciones en los niños que nacen en tal hábitat. Los resultados de esta contaminación tienen consecuencias irreversibles.

¿Beneficios económicos para el estado?
   Los contratos firmados con las grandes mineras, por ejemplo la “Barrick Gold” canadiense, son rotundamente beneficiosos para estas ultimas, porque las leyes mineras que rigen desde la década del 90 y aun hoy siguen vigentes, son totalmente permisivas con el accionar de estas empresas. El estado argentino obtiene solo un 7% de las ganancias que, como muchos casos marcan, es rapiñado por la corrupción de los funcionarios públicos. Esto marca que esa ínfima ganancia no se traduce en inversión para el desarrollo de las comunidades que conviven con las mineras.

¿Que hacemos si no tenemos explotación minera a cielo abierto?
   En países europeos como España, entre otros, la prohibición de la explotación minera a cielo abierto habilitó el desarrollo del turismo y las economías regionales que producen cítricos, conservas, vinos y otros productos. Estas actividades favorecen la inserción laboral y el crecimiento económico en las regiones, logrando de esa manera no agredir el medioambiente e impedir la migración masiva de personas hacia las ciudades. O sea, con un poco de imaginación se invierte la balanza a favor de toda una población.

   En síntesis, la minería a cielo abierto provoca el vaciamiento de recursos naturales tan esenciales y en escasez como el agua; la contaminación del medio ambiente, la aparición de enfermedades mortales y malformaciones genéticas en los habitantes; ningún beneficio económico para el estado ya que la gran cantidad de ganancias son giradas a los países de origen de las empresas mineras y la pobreza, desocupación y muerte de los habitantes de las regiones donde se encuentran operando dichas empresas. Solo de nuestra concientización y accionar ante estas practicas lograremos impedir todas esta consecuencias trágicas para nuestro país y los que habitamos en el.

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