viernes, 16 de marzo de 2012

Tragedias Conurbanas

   El 22 de febrero de 2012 se recordará como un día trágico para la mayoría de los argentinos. La tragedia ferroviaria más importante de los últimos 40 años, no fue un rayo en cielo sereno, sino la consecuencia de una cadena de responsabilidades que no resulta complicado enumerar. Pero hay una historia detrás y esta bueno contarla.
   Los ferrocarriles son el medio de transporte más seguro, rápido y confiable, por supuesto con condiciones de mantenimiento adecuadas. También son utilizados en todo el mundo para agilizar el transporte de pasajeros y productos, comunicar países y promover el turismo.
   Sin dudas fueron un orgullo de la Argentina del bienestar, contaban con más de 200 mil trabajadores en la década del 50´, cubriendo en sus recorridos todo el territ
orio nacional, lo que beneficiaba a las ciudades del interior y sus economías. Pero lo bueno no dura para siempre. Los sucesivos ajustes y recortes que los gobiernos militares efectuaron, concluyeron en una privatización feroz durante el gobierno de Carlos Menem.
   Fueron cerradas 800 estaciones, despedidos más de 150 mil trabajadores y acortados más de 20 mil kilómetros de vías. Los pueblos quedaron incomunicados y se convirtieron en ciudades fantasmas, la población de los grandes centros urbanos creció a pasos agigantados y la pobreza y el desempleo fueron moneda corriente. Los que eligieron privatizar los ferrocarriles, terminaron de concretar el sueño de los poderosos, negocios perfectos con inversión cero y subsidios gigantescos que salían del bolsillo de todos y todas.
   Después de nueve años de gobierno, el kirchnerismo demostró no haber tenido nunca una política seria para recuperar los ferrocarriles para el pueblo. Los servicios PUBLICOS siguieron en manos de empresarios privados inescrupulosos que privilegian obtener ganancias antes de velar por la vida de los pasajeros. Sin dudas, existen funcionarios corruptos que tampoco controlaron adecuadamente su accionar y sindicalistas empresariales que lejos de defender a los trabajadores se convirtieron en socios del saqueo y que no dudaron en asesinar a aquellos que como Mariano Ferreyra se animaron a denunciarlos. Estos mismos personajes son quienes inventaron  las teorías del sabotaje y los grupos organizados para justificar su inacción.
   La historia se repite también como tragedia, las imágenes del horror que nos conmovieron nos remontaron a aquellos hechos fatídicos del 30 diciembre del 2004, cuando 194 personas perdían sus vidas en República Cromagnon.  Jóvenes en su mayoría, laburantes que soportan viajar en condiciones infrahumanas para ganar salarios bajísimos que les permitan a alimentar a los suyos, salir los findes o simplemente darse algún lujito como tomarse una birrita con los amigos o ir a ver al club del corazón. Jóvenes que lejos de ser peligrosos, viven en peligro, no solo por ser la presa fácil de la carroña policial, sino porque soportan pésimas condiciones laborales y educativas. Quizá si a muchos les pagaran mejor no se subirían al primer vagón para salir  primeros, el presentismo por unos minutos se puede perder… Quizá si los trenes no se hubieran rifado al mejor postor hoy tendríamos más trabajadores ferroviarios, más pueblos funcionando, menos pasajeros y viajaríamos mejor…Quizá si se hubiera el hecho el soterramiento ya no lamentaríamos mas victimas por accidentes de tránsito…Quizá si tuviéramos un gobierno popular la prioridad serían los trabajadores y por ende las políticas estarían dirigidas a mejorar los servicios que utilizan…
   Son muertes conurbanas, las que nos merecemos los que día a día hacemos ese vía crucis cotidiano de viajar en el Sarmiento. Es bueno saber que un hecho no ocurre por sí solo, hay quienes ayudan a que se produzca.

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